Debido a la cantidad de gente que había, busqué otro lugar más tranquilo para seguir pescando y así continué un buen rato, logrando varias capturas más, hasta que llegó la hora del almuerzo. A esa hora el sol estaba a noventa grados, y la actividad de las truchas ya había cesado, así que me fui a almorzar con mis colegas. A esas alturas yo pensaba que mis compañeros de viaje, por lo menos habrían tenido un par de capturas, sorprendentemente no tenían nada. En el almuerzo ellos me comentaron que los otros pescadores tampoco habían tenido suerte y también estaban usando la misma técnica, o sea, Tebo. Luego del almuerzo y como buen mosquero instruido, me tomé un buen descanso, ya que a esa hora es muy raro tener una captura. Mientras, me dediqué a observar a los otros pescadores, y me di cuenta que efectivamente todos estaban pescando con tebo, de vez en cuando cambiaban sus artilugios a la famosa chispa yesera o tiraban un spinner, pero mayoritariamente se aplicaban al tebo. Luego de un largo descanso, tipo seis retome mi afán, obviamente me alejé de todos los otros pescadores, orillando el embalse hasta estar más menos como a unos cientocincuenta metros de lejos, a esa distancia ya no se veía ni oía nadie, así que saqué la mosca de la anilla de sujeción y comencé a lanzar, casi de inmediato obtuve un pique, mientras estaba en el proceso de devolución del pez capturado, me percaté que uno de mis colegas había caminado al mismo lugar que yo y estaba como a treinta metros. Cuando lo miré me dijo “Que está grande esa ¿tienes dónde echarla?”, yo le contesté que las devolvía al agua, y ante sus ojos atónitos solté una pieza de unos 35 cms., aproximadamente, para él eso fue un tremendo sacrilegio imperdonable y con ahínco me incitaba a que por lo menos le diera a él las que capturara, que no las echara al agua, pero yo inmutable seguí con mi afán. Luego de varias capturas más, puse fin a mi jornada de pesca ya que el viento hacía casi imposible y además muy peligroso el lanzar. Cuando volví al lugar donde estaban mis colegas, me dijeron que nadie había pescado nada, ni siquiera una trucha pequeña, uno de ellos me comentó que se había acercado a otros pescadores y todos tenían el mismo problema, todos andaban con tebo, pero nadie había tenido éxito.
Que curioso, ¿será que la pesca con mosca es más efectiva?¿será que las truchas aprendieron a reconocer el olor del peligro?¿será que los mosqueros tenemos más suerte que los gusaneros?¿será que a las truchas les gustan más las moscas y que los tebos ya no las satisfacen?
Pero en fin, al final, por lo menos se logró algo muy importante, compartir un día agradable con un par de colegas y también, se consiguió que dos gusaneros (mis compañeros) analizaran seriamente la posibilidad de cambiarse de técnica de pesca, ya que se dieron cuenta de lo efectivo que es pescar con mosca. Espero que en el proceso de aprendizaje también aprendan a devolver sus capturas y así se conviertan en verdaderos pescadores deportivos.
Adjunto una fotito...
