
Grupo mosquero andinista...
Queridos amigos,
Les que escribe Coco, al parecer el tata del foro y uno de los más hinchapelotas.
Como he explicado otras veces, soy algo analfabeto en la informática y, una vez más, recurro a la buena voluntad de mi amigo Christian para subir este reporte.
Hacía varios días que estábamos con la idea de hacer algo para el cierre de temporada. El día elegido sería el Sábado 1 de Mayo. La hora, 5:30 A.M. El punto de partida, mi casa y el lugar……El Toyo.
Tizard, quien vive en Chicureo se vendría en su auto hasta mi dpto. en la comuna de Providencia, igual que Christian, quien vive muy cerca y de ahí pasaríamos a recoger a Janis, quien nos íba a esperar en algún punto de Av. La Florida.
Tizard, que se ha hecho famoso por quedarse dormido, no hizo excepción esta vez. 5:30 AM, llamado a su celular (buzón de voz). 5:45 AM, nuevo llamado….ídem y así sucesivamente hasta que dieron pasadas las 7 AM. Los 2 con Christian en la puerta de mi edificio ya sacábamos chispas, cuando Christian me dice: Yo creo que este compadre (no dijo compadre) se quedó dormido no más. Vámonos en mi auto, porque Janis nos espera hace rato y por último que Tizard nos alcance. Tal cual lo pensamos, cuando habíamos partido y nos encontrábamos en Av. La Florida, suena mi celular. “Aló, compadre, estoy en la puerta de tu edificio”. Imagínense el rosario que recibió de vuelta. Para colmo no sabía cómo seguir, pero le fuimos dando los PR, hasta que nos alcanzó un buen rato más tarde, ya que el muy fresco, para colmo, había parado a comprar cigarros. ¿Habrase visto?.
Coco pasa al auto de Tizard y enfilamos hasta el fundo El Toyo.
Llegamos a la entrada pasadas las 8:00 AM (teníamos presupuestado llegar a las 7 para caminar un buen trecho) y la señora Bernarda, muy amable, nos abrió el portón.

Llegada al estero Coyanco
Llegamos a la casa del mentado Pascual, quien no tardó en aparecer y entusiasmar a Janis y Christian para que pasáramos El Calabozo, ya que arriba había truchas de 1 kg. que él había sembrado hacía mucho tiempo. Como mi impaciencia (usual en mi sangre de coño) me comía y armaba mi equipo a media luz, no me percaté de la conversación con Pascual. Partimos los 4 cerro arriba y cuando llevábamos como 1 hr. de camino, los niños soltaron la papa de que iríamos más allá del calabozo, por un sendero que Pascual les había indicado. Como viejo montañista que fui, nunca me confié de las indicaciones de los lugareños, ya que no siempre son precisas y aconteció justo lo que esperaba. Caminábamos sin parar y en los primeros kilómetros se veían, por todas partes, botellas, plásticos, papeles, vidrios y todo tipo de desperdicios, aparte de varios árboles y rocas pintadas con leyendas tales como: “Wendolyn y Yonatan” “Brayan y Kimberly”, “Maiquel y Brayan” (GLUP!!!!!!) ja,ja. Producto de esto, bautizamos este sendero como “La ruta del Flaite”. Seguimos dándole con todo hasta que de repente se terminó el sendero y Janis dijo que buscaría la huella. El problema es que Janis no aparecía y pasaba y pasaba el rato. Por fin Christian logró ubicarlo por celular y entre señas y gritos, nos volvimos a encontrar los 4 para seguir cerro arriba. Llegamos a una especie de filo, donde había una vaca muerta, la cual habían puesto de pie, afirmada con unos palos. Es aquí donde se me ocurre decir algo que arrancó carcajadas al grupo: “Este es un flaite que se lo pitearon, ya que después se convierten en vacas”.

La guardiana del camino que sentada espera…
Aclaro, que cuando digo “flaite”, no me refiero a la gente pobre y humilde, por la cual siento mucho respeto y cariño. Me refiero al roto mal educado y grosero, que depreda y deja desperdicios por doquier.
Seguimos con algunos algo cansados y preguntando: ¿Faltará mucho?
cuando nuevamente se termina la huella y aquí si que era un callejón sin salida, pero nuestros cálculos nos indicaban que ya habíamos pasado el calabozo. Tomo el liderazgo del grupo y decido que bajáramos por un afluente seco del estero, que daba a unos hermosos pozones, bastante más abajo. La verdad es que no había otra forma y empezamos lo que sería la parte de escalada de esta aventura.

Mirando cómo seguir bajando…
Hice recuerdo de mis mejores tiempos de montañista para elegir la senda menos peligrosa y bajar al curso del estero. El problema es que andábamos equipados para pesca con mosca y no para escalada. “No soltar jamás un punto de apoyo, sin tener seguros los otros 3”

Uno de los pasos más difíciles…
y así sucesivamente, instrucciones, maldiciones, chuchadas, gritos, de todo se oía, hasta que me adelanto un poco y logro ver el hermoso pozón que está sobre el calabozo, ahí no más, detrás de unos matorrales espinudos. La impaciencia del mosquero siempre es más fuerte ya que pasé los matorrales como si hubiesen sido arena y………ya estaba en la orilla. A tanto llega la impaciencia que ya venía con una especie de Adams (hecha por mí), atada al tippet. Casteo, una, dos, tres, al agua…..nada. Veo saltar una arcoiris pequeña. Nuevamente tres casteos y al agua y la mosca flotaba a la perfección y…..nada. Pienso, Pascual nos engañó… Estaba maldiciendo todavía cuando veo que la mosca atraviesa una pequeña correntada, siento el coletazo inconfundible en la superficie y veo la hermosa arcoiris de unos 400 grs, tratando de zafarse y destellando los plateados reflejos en las cristalinas aguas. Miro hacia el frente y veo a Janis, que recién había llegado a la orilla opuesta, con su cámara lista para disparar. Algo lejos estaba, pero alcanzó a inmortalizar mi primera captura de ese día

Coco y la primera captura...
Ya los 4 reunidos nuevamente, las emprendimos a los pozones de más arriba, obteniendo todos numerosas capturas. En un pozón bastante hondo, Janis, con su altruismo característico, daba recomendaciones a Tizard, quien se considera novato, y posteriormente no disimulaba su alegría, ya que, siguiendo las instrucciones de este avezado mosquero, logró varias hermosas capturas sucesivas.

Tizard y una de sus capturas…
Christian también hacía lo suyo y calladito como es él, no disimulaba su alegría cada vez que su linda GLoomis Nº 3 se arqueaba con una truchita.

La mayoría de las capturas fueron logradas con mosca seca en número #18 y #16 (adams, royal wolff, irrisistible adams, caddis, mosquito, entre otras y utilizando algunas ninfas en pozones profundos para llegar a las más grandes como prince, hare’s y montana), el tippet es algo bien importante y es ideal que sea 7x u 6x de unos 3 metros mínimo, lanzamientos hacia arriba y contra la corriente generalmente atrapan buenas truchas.
Así nos dieron casi las 2 de la tarde y 2 personas del grupo (diré sólo sus iniciales Chr y J) empezaron a impacientarse, puesto que tenían permiso de sus respectivas, sólo hasta las 4 PM, ya que a las 5, a más tardar, debían estar ambos en sus casas. Orden perentoria.
Decidimos bajar los 4 juntos hasta pasado el calabozo y ahí separarnos, ya que Tizard y yo, no teníamos ningún problema en llegar tarde (así somos los hombres libres, ja ja).
Esta vez la ruta la escogió Janis. Error nuevamente, ya que, según él, por el otro lado del río, deberíamos llegar hasta las antenas que están en el cerro y ahí bajar. Sólo con mirar las antenas, calculé mínimo 1 hora hasta ahí y, con suerte una hora más hasta abajo, es decir, implicaba llegar con oscuridad total, so riesgo de costalazos y las correspondientes reprimendas a los de las iniciales mencionadas, ja ja.
Nuevamente asume el “tata” y escojo un cañadón más “peludo” que el anterior, pero mucho más corto, puesto que, a estas alturas los músculos ya estaban fatigados y por tanto, el riesgo de accidentes era mayor. Por tanto, se debía optimizar el tiempo. Salto una especie de acarreo pequeño para buscar la huella y la puntera de mi caña Wolf, que sobresalía de mi mochila suena “crack”, enredándose en unos matorrales. Hasta ahí llegó mi querida wolf, que tantas capturas me brindara. Por suerte, sólo me había costado 30 lucas. Juntaré los pesos para reponerla. Excelente caña, pese a su bajo costo.

Cruzando el calabozo otra vez…
Sufrida bajada, con nuevas maldiciones, garabatos, espinas por todos lados, pantalones y camisas sudorosas y llenas de polvo, hasta que…….por fin llegamos a la orilla. Pasamos El Calabozo nuevamente. A estas alturas, ya bien avanzada la hora, Chr y J miraban sus relojes a cada rato y sus rostros ya no eran los mismos. Iban muy serios y ya casi no casteaban. Dejaban pasar hermosos pozones que Tizard y yo aprovechábamos en plenitud. Yo pescando con lo que quedaba de mi Wolf, logré 6 capturas más, ja ja,…y con un tramo menos!!!. En un recodo del río los niños “presurosos”, se despidieron de Tizard y de mí con un fuerte abrazo y Christian, que es un amigo entrañable me dice: “Coco, quédate con mi caña” y yo…..bueno ya poh. En Santiago te la devuelvo.
Seguimos con Tizard, ya más tranquilos, pescando en cada pozón. Todas mis secas funcionaban hasta quedar desplumadas e inutilizables. Charlie (Tizard), quien no cabía de felicidad me decía: “Coco, qué gran río compadre” “Qué final de temporada” a lo cual yo sólo asentía con la cabeza, puesto que era en verdad emocionante.
Abajo, ya casi oscuro, encontramos a un mosquero principiante en un pozón y me pregunta: “¿Usted es don CoCo?”. Sí le digo. Hola, me dice, yo soy del foro. Creo que su apodo es “mosqueado”. Si estoy equivocado, corríjanme. Después de conversar un rato, darle algunas recomendaciones y pasarle algunas de mis moscas nos despedimos. Ojalá te hayan servido.
Era ya bastante entrada la noche cuando dejamos el fundo El Toyo con Tizard. Ambos conversábamos amenamente, cuando suena mi celular. Era una amiga de mi señora diciéndome que ya había hablado con ella y que nos esperaba a comer en su casa en un par de horas. Charlie casi reía a carcajadas al ver mi cara, cuando le dije: Compadre, apenas voy a tener tiempo para una ducha y….estoy muerrrrtooooooo de cansado!!!

Hasta la próxima amigos,
saludos