Estero al que he aprendido a querer a pesar de que no pocas veces me ha mandado zapatero de vuelta a casa. Sus no despreciables sorpresas son lo que a uno lo mantiene siempre atento, aunque por lo general es de pocos piques -digo pocos piques en mi score, ya que de seguro habrá otros más avezados a los que no le falla pique tras pique-. Intentando siempre cambiar de estrategia y plan de ataque. Partí observando primero que ocurria en los pozones más interesantes, dejando casi de lado las correderas y pozoncitos más chicos. Prospectando las aguas más calmas y profundas, con coloridas y bien lastrasdas moscas-algunas holográficas- tipo perdigón y hares ear de mi factura.
Sin éxito y maravillado por la hermosa luz solar entre rocas y arbustos tomé la camara y .....


La condición atmosférica debido a la baja del termómetro nos regaló una hermosa y pristina mañana que alegraba mi espiritu y me hacian olvidar las exigencias de la semana laboral. Mi cansancio se hiba con las aguas del rio a otro lugar.
Las aguas tenian a mi favor una condición ideal. La cantidad justa de sedimento para lograr un grado de turbiedad. Lo que me permitía acechar mejor los pozones más prometedores. Como tenia varios split shot pequeños en el leader, el lance rodado resultaba más comodo siempre apuntando a la cabeza del pozón. Recogía la linea sobrante y lentamente hiba levantando la puntera de mi caña favorita, que aunque reparada y todo sacaría aplausos por su destreza y resistencia. Cuando menos lo esperaba, viene esa pequeña detención, suave y firme que nos desplaza a otro lugar. Milésimas de segundo y la caña en alto, se curvaba indicando que era el momento de la batalla, el poder de las 60 yuntas de bueyes que lograron posicionar el cañon del sultán Mehmet frente a las murallas del imperio Bizantino se sentían en la pequeña guide #3 reparada -Mehemet con ese cañon (La gran bombarda turca) derribó, después de mil años de resistencia, las murallas del gran imperio Bizantino en 1453-.


La temperatura subía y el calor destapaba la primera pilsoca del día. Siempre es conveniente hidratarse.

Luego vendrían algunos piques de las únicas farios que vería en el día. Las que logré capturar no median más de cuarta.
Mis objetivos eran otros, experimentadas arcoiris difíciles de engañar.
Por un rato me dedique a presentar unas caddis #16 y nada, volví a los famosos perdigones. Uno negrito bien lastrado, se adjudicó una nueva trucha muy hermosa, fuerte y robusta.


Después de las dos de la tarde era hora de volver a casa...quien hubiese imagindo que me esperaba un increible plato de cazuela...llave de entrada a una poco atractiva invitación condicionada al Mall de parte de mis queridas mujeres...



Chao.,